La sabiduría de la aceptación

Gonzalo Gallo González

Publicado en www.portafolio.com.co

Krishnamurti fue un gran sabio de la India y aplicaba en las relaciones este sabio dicho suyo: "En los conflictos sin importancia, que son la mayoría, elige siempre dar la razón y estarás en paz". Buen consejo que se puede complementar con un apunte del eminente sicoanalista Carl Jung.

Cuando atendía una pareja enfrentada por búsqueda de poder y cegada por la soberbia del Ego, les decía: "¿qué prefiere cada uno de ustedes: tener siempre la razón o ser feliz?". La triste realidad es que un buen número de personas prefieren defender con obstinación 'su' razón, a costa de la felicidad, sacrifican la armonía y no entienden que lo único que poseen es su pedacito de razón, 'u' verdad que esgrimen con intolerancia.

¿Qué es tolerancia? Es tu apertura y empatía con el otro, es tu capacidad de aceptar otras maneras de pensar y actuar. Es mucho más que soportar a quien piensa diferente, es valorarlo y respetarlo en su proceso. Esta hermosa virtud también te ayuda a ser clemente con los que hacen daño y a comprenderlos.

Sin embargo, no es fácil marcar el límite que separa a la tolerancia de la indiferencia con el mal. En otras palabras, sabios como Gandhi siempre han afirmado que no todo se puede tolerar.

Ser tolerante no es ser condescendiente con la injusticia, o volverse ciego ante la maldad. Piensa en todo esto y abre espacio en tu vida a los que piensan diferente. Ten un corazón universal, defiende el pluralismo y ama todos los colores como el buen pintor.

El sol brilla con nueva luz si te aceptas como eres y aceptas a los demás así como son. No te resistas a la realidad, cambia en tu interior y aprecia la sabiduría de la aceptación. Elige ser paciente contigo mismo y con los otros, no juzgues y ponte en el lugar de cada persona.

Así actuaba Jesús y por eso dijo a los que querían lapidar a una mujer: "El que esté sin pecado que tire la primera piedra".

Cuando eres comprensivo y compasivo se acaban las batallas, se caen los muros y llega la unidad. La aceptación serena, que no es resignación, te da alegría y te impide sufrir al resistirte.

La medida de tu sufrimiento es la misma medida de tu resistencia a la realidad. Sé consciente de eso y estarás en paz. Dile a Dios cada día con toda tu fe: "Señor, dame serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar".

En este 2009 mira tus dificultades como retos y tus fracasos como aprendizajes, sin culparte ni culpar. Siempre has oído que es de sabios vivir intensamente cada día como si fuera el último.

Suelta las cargas, sana las heridas, perdónate, perdona y no lleves a cuestas los agravios ni tus errores. Planea el futuro sin angustias, ama con serena aceptación en el ahora y disfrútalo con frenesí. Cuando aceptas con amor los hechos y las personas, haces alquimia y transmutas la realidad.

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