Crónica: 'Esa inclinación por la mano dura'

El peruano no descarta el autoritarismo como forma de gobierno y eso lo reflejan recientes sondeos. Esta es una introspección de una conducta que nos acompaña hace siglos

Por Rocío La Rosa Vásquez

Hace más de dos años de las últimas elecciones generales y la foto de ese momento parece no haber cambiado mucho, según revelan recientes encuestas de opinión. ¿Falta de estímulo, de optimismo o simplemente el estancamiento en un patrón histórico del que difícilmente se puede escapar?

Según una reciente encuesta nacional de Datum Internacional, los personajes presidenciables para el 2011 --cuando Alan García deje Palacio de Gobierno-- serían Luis Castañeda, Keiko Fujimori y Ollanta Humala (en ese orden). Incluso, la hija del ex presidente Alberto Fujimori es la congresista que goza de mayor aprobación, con un 49%, de acuerdo al último sondeo de Ipsos Apoyo en Lima.

Seguimos entonces frente a personas con características marcadas. Humala, siempre vinculado al presidente venezolano Hugo Chávez, y con un discurso 'nacionalista' y radical, por un lado. Por el otro, Keiko Fujimori, quien no maneja un discurso político propio, pero arrastra a los seguidores de su padre, que encabezó un gobierno elegido democráticamente, pero que no respetó la institucionalidad del país y hoy enfrenta un juicio por violación de derechos humanos.

Y por qué a estas alturas hay peruanos que sienten más atracción por una oferta autoritaria que por una democrática.

HOY IGUAL QUE AYER
Para el antropólogo Juan Ossio la respuesta está en que nada ha cambiado. Es decir, la pobreza aún golpea a los peruanos del sur y el centro rural (principales bolsones del antisistema), que siguen siendo víctimas de la amnesia del Gobierno Central.

Por eso su corazón continúa latiendo rabiosamente por un candidato de aires autoritarios. Dice Ossio que "esa es una manera de expresarse, de llevarle la contra al gobierno de turno".

¿Se podrá revertir este panorama al 2011? Ossio opina que estamos en una carrera contra el tiempo y que un giro tomará más tiempo. Mientras tanto los partidos políticos siguen negados. La lideresa del PPC, Lourdes Flores Nano, sigue figurando aunque postergada en las preferencias electorales, pero es sabido que a la hora de la hora (ya es historia conocida) no suma los votos suficientes para ganar en las urnas.

El sociólogo Sinesio López precisa que tanto Humala como Fujimori disputan el mismo electorado, el cual no se siente identificado con aquellos que ya gobernaron y por eso se inclina más por un 'outsider'. Y no es que necesariamente se identifique con él o esté convencido de que resolverá sus problemas.

López precisa que "hay un sentimiento antipartidos, pero no contra estos como tal, sino contra los que tiene el Perú".

También hace un paréntesis para explicar el caso de Castañeda, que pertenece a un partido (Solidaridad Nacional), pero joven. Nadie duda de su carácter demócrata, pero su distanciamiento de los medios y sus prolongados silencios reflejan para sus críticos una imagen déspota.

Para López no es precisamente el carisma el que ayuda al alcalde de Lima sino la eficiencia que proyecta.

Curiosamente lo que muchos piden al margen del sistema de gobierno son resultados. Según un reciente sondeo del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica, a un 68% poco o nada le interesa la política y un 22% cree que un gobierno autoritario o una dictadura puede ser preferible a un gobierno democrático.

BUSCANDO UN REY
En el libro "Buscando un rey. El autoritarismo en la historia del Perú. Siglos XVI-XXI", el historiador Eduardo Torres parte de la Colonia para explicar que el autoritarismo en el país no se remonta al general Juan Velasco Alvarado o al fujimontesinismo sino a la monarquía tiránica.

El panorama --dice-- no cambia con la República porque las reformas se quedan en el papel. Los negros siguieron siendo esclavos y los indígenas continuaron pagando tributos. Ese vacío institucional dio paso a los caudillos militares, que encontraron campo fértil para practicar el autoritarismo y que se 'marketearon' como los solucionadores de problemas, pero que basaron su gobierno en los personalismos.

Nació así el sentimiento de atracción hacia esta figura. "Se suponía que en el siglo XX la situación debía cambiar a la par del contexto internacional pero no ocurrió. Vinieron los golpes de Estado y a pesar de que hubo honrosas excepciones con Bustamante, Belaunde, García, Paniagua y Toledo, el resto degeneró en dictaduras", anota Torres.

Por qué no hemos evolucionado. Explica que el autoritarismo no solo está en los gobernantes sino que es "una conducta mental" generalizada que se refleja cuando vamos en contra de las normas: pagar una coima, ser impuntual, comprar piratería, defender las argollas, etc.

Para el psicoanalista Alberto Péndola, el líder es parido por la masa, que en situación de desamparo siempre va a parir a un líder autoritario. Y que no se piense que para ejercer autoridad hay que ser autoritario. "Esta se puede imponer respetando las reglas y sin pasarse al otro extremo", aconseja para la vida diaria.

La pregunta es si estamos dispuestos a dejar de ser nuestro propio caudillo.

MÁS DATOS
- Un estudio de las Naciones Unidas en el 2006, titulado "La democracia en el Perú", reveló que un 73% de encuestados abogaba por el autoritarismo como sistema de gobierno, mientras que para un 90% la democracia funcionaba mal por culpa de los políticos.

- El año pasado una investigación del Barómetro de las Américas no fue más alentadora. Un 62,3% de los peruanos prefería la opción democrática sobre el autoritarismo, pero el Perú seguía teniendo uno de los porcentajes más bajos de respaldo a este sistema en la región.

- Quienes defendían la democracia eran adultos con estudios, que vivían en zonas urbanas y sin apuros económicos.

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