Bolivia: las masas contraatacan

César Lévano

La arremetida fascista en Bolivia ha hecho que las masas obreras y campesinas entren, una vez más, a la pelea. Por lo pronto han empezado a cercar Santa Cruz y han asestado un duro golpe a los facciosos de Tarija.

Éste es uno de esos casos en que la violencia de abajo es la forma superior de la justicia. "Tiene la palabra el camarada Máuser", que dijo Maiacovski.

En América Latina más de un gobernante legítimo se ha negado a armar al pueblo, por temor a un baño de sangre.

Ocurrió en el Perú en 1914 con el Presidente Guillermo Billinghurst, que tenía respaldo activo de las masas de Lima, pero no quiso enfrentarlas a la rebelión del coronel Oscar R. Benavides, quien fue la expresión castrense de la plutocracia que, a través de los hermanos Prado Ugarteche, financió el golpe.

Juan Domingo Perón, gobernante que tenía respaldo militante de masas, después de haber prometido una resistencia contra una conjura castrense, se rindió ante ésta.

Tal vez el error de Salvador Allende fue el no recurrir a las masas y al sector constitucionalista del Ejército para enfrentar el golpe de Pinochet urdido por Washington.

El caso de Bolivia es diferente. El Ejército respalda a Evo Morales, quien en un referéndum obtuvo el apoyo del 67% de los bolivianos. Cierto es que los racistas se impusieron en Santa Cruz, pero el suyo no fue un triunfo aluvional. En Pando, pese a la derecha vocinglera, ganó Evo Morales. En Tarija, Evo perdió por un margen diminuto de 300 votos. En Chuquisaca, donde hay otro foco sedicioso, existe un bolsón urbano contrario a Morales, pero éste ganó en el referéndum.

Tarija fue escenario este miércoles, a las 10 a.m., de una acción terrorista de cien paramilitares, que atacaron con dinamita y piedras el mercado campesino de la ciudad, fortín izquierdista. En la tarde, una caudalosa masa campesina recuperó la plaza.

Escribió José Martí: "Ignoran los déspotas que el pueblo, la masa adolorida, es el verdadero jefe de la revolución". La frase hay que aplicarla hoy al despotismo imperialista.

En el Perú, Alan García, líder de un partido supuestamente defensor de la unidad latinoamericana, calla hasta ahora, mientras que Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, ha advertido que su gobierno no tolerará una ruptura institucional en el país hermano.

Hugo Chávez, presidente de la Venezuela bolivariana, ha ido más lejos: ofrece apoyo armado al pueblo boliviano si Evo Morales es derrocado o asesinado.

Tanto Evo Morales como Hugo Chávez han expulsado a los embajadores de Estados Unidos. Jaime Althaus califica de "payasada" esa acción legítima. Como si no supiera que en todos los golpes fascistas y reaccionarios de nuestra América –en todos– han intervenido los embajadores estadounidenses y la CIA, con apoyo de sus payasos .

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